sábado, 18 de enero de 2014

Agosto

Duelo interpretativo de primera categoría el que nos encontramos al disfrutar de Agosto. Sin lugar a dudas, entre las mejores interpretaciones de 2013 se encuentran las de esta película (aunque nos llegue en 2014). 
Beverly Weston es el padre en una familia que se ve obligada a reunirse tras su desaparición. Este encuentro rápidamente se convierte en una suerte de reproches, confesiones y luchas de poder que sacarán a la luz no pocos asuntos sin resolver, y que llevarán a esta familia, y al espectador, al límite.
El mayor defecto de esta cinta coincide con su mayor mérito: las interpretaciones. Estamos aquí ante una adaptación de una obra de teatro y eso, para bien y para mal, se nota. Las actuaciones, notables sin excepción y hasta sobresalientes en algunos casos, en ocasiones pueden resultar algo chocantes, por su intensidad y excesiva gesticulación. Muchos de los soliloquios presentes en la película son más propios de una declamación que de una interpretación coral. Esto permite que Meryl Streep, gracias a su gran bagaje interpretativo, nos brinde una de las mejores actuaciones del año, aunque en ocasiones su excesivo histrionismo llega a asustar. Un choque de dos trenes de mercancías. Así podríamos definir al encuentro de Streep con Julia Roberts, que no solo la aguanta el tipo, sino que en ocasiones consigue arrebatarle el protagonismo en la pantalla. Bien merecidas sendas nominaciones a los Oscar.
La película está bien dirigida, teniendo en cuenta el gran número de personajes que intervienen en la mayoría de las escenas. No obstante, muchas veces parece que la película rueda sola, gracias al gran trabajo de todos y cada uno de sus intérpretes. Aun así, John Wells mantiene bien el pulso durante los 120 minutos de duración.
Respecto al guíon, como se podría esperar de la adaptación de una obra ganadora del Pulitzer, también es brillante, si bien en ocasiones es demasiado teatral. Los diálogos pueden resultar algo artificiales, y buscan potenciar la carga dramática a cualquier precio, renunciando a la naturalidad. A pesar de todo, la historia no deja de ser bastante creíble y retrata de manera acertada una crisis dentro de una familia moderna.
Ampliamente recomendable para los amantes del teatro, imprescindible para los fans de Streep y, en general, disfrutable por casi todo el público que busque calidad en las interpretaciones por encima de todo.

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