Es complicado encontrar un remake que iguale o supere al original. La cosa se simplifica cuando el original es de serie B, pero se complica cuando se trata de una película de culto.
La saga Evil Dead cumple todas las premisas anteriores: es de serie B, de culto y su remake, al menos, iguala al original. Y es que, aunque se nota la ausencia de Bruce Campbell, icono por excelencia de las comedias de terror, esta nueva Evil Dead tiene todo lo que tenía ese baño de sangre de 1981: miembros amputados y sustos . A pesar de que por momentos parece tomarse a si misma en serio, la película avanza en la dirección correcta, convirtiendose en su último tramo en una fiesta teñida de rojo, que provoca risas, asco y miedo a partes iguales.
Cuidado: no es una película de terror convencional y es muy recomendable ver las originales para entender lo que se va a ver. De cualquier manera, una película en la cual hay aplausos al final, gente que se va indignada a la mitad y algún mareo por semejante carga hemoglobínica, no puede definirse como mala.
Yo, personalmente, disfruté como un niño, sobre todo por los sustos de mis compañeras de fila, que debían haber pagado media entrada, ya que se tiraron media película con los ojos tapados. Por mi parte, sigo intentando quitarme la sangre que me salpicó desde la pantalla.
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